Escribo estas líneas desde la esperanza (avalada por los últimos datos proporcionados por las autoridades sanitarias) de un más que probable aplanamiento de la curva de contagios y fallecidos por la pandemia del coronavirus en España. Nuestro país, como el resto del mundo, está sufriendo en carne propia las consecuencias de una epidemia mundial que por el momento no tiene cura, y que además afecta gravemente a las personas de más edad y/o con patologías previas. Justamente la epidemia golpea a aquellos y aquellas españolas nacidas en la guerra y la posguerra, la generación protagonista del cambio social, político y económico de nuestro país. Efectivamente, como me han oído decir muchos de los que me conocen, ninguna generación en la historia de nuestro país ha sido como ella, agente de cambio de un enorme conjunto de transformaciones que cambiaron este país para siempre y, sobre todo, lo encaminaron hacia la senda de la modernidad. Por eso, mi primera esperanza es la de una rápida superación de la crisis sanitaria.

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