Escrito en exclusiva para ADAYEUS, hecho por nuestro profesor de «Economía Española», en la Universidad Senior, Juan Manuel Sanchez-Quinzá Torroja, con el deseo de facilitar, a todos nuestros socios, tanto entretenimiento como formación:
Estamos en guerra contra un virus que se multiplica cada semana, una guerra que además de víctimas, genera angustia y miedo.
Es necesario atacar al enemigo de raíz, de forma rápida y sin vacilaciones con una estrategia basada en los siguientes pilares:
1º) La política sanitaria debe liderar la situación, dotándola de todos los recursos humanos, económicos y materiales necesario para vencer al virus y minimizar las víctimas.
2º) El coste económico desde el punto de vista de la demanda va a ser tremendo debido al frenazo que se va a provocar de la noche a la mañana, ya que los clientes van a dejar de consumir, al dejar de ir a restaurantes, al gimnasio, a los hoteles, etc. Este shock en la demanda fruto del aislamiento va a provocar un aumento de los despidos, y de la caída de la demanda. Este shock va a afectar en mayor medida a las personas más precarias, a los que pierdan el empleo, y a las que no dispongan de ayudas específicas.
3º) Otro efecto económico de la pandemia va ser un shock en la oferta que va a provocar la falta de suministros, de la producción y de las ventas de las empresas, que van a llevar consigo menos pedidos. Este shock en la oferta producirá unos efectos más dilatados en el tiempo, quizás de varios meses, pero con consecuencias enormes en el P.I.B., el empleo, y el gasto público.
Para que el paisaje después de la guerra no deje secuelas crónicas (recuperación en forma de ¨L¨ o de ¨U¨ con una base muy pronunciada) hay que tomar una serie de medidas económicas en las que las prioridades sean las personas, las empresas, y el Sistema Financiero. Ninguno de estos colectivos podrá salir adelante, si no salen los otros.
Las guerras cuestan dinero y tienen costes. El déficit público aumentará de manera significativa tras esta crisis. Es el coste de la victoria y tendremos que evitar caer en los errores que se cometieron en la crisis de financiera y de deuda soberana del 2008. No habrá que pensar en reducir el déficit y la deuda de forma inmediata porque si no los efectos serán demoledores.
En este sentido las medidas económicas tomadas por el Gobierno contra la crisis de corona virus parecen adecuadas, porque se han diseñado para afrontar una situación excepcional con efectos recesivos. El programa parece no dejar aparentemente a ningún sector desprotegido y parece beneficiar a todos los agentes sociales.
Cuando venzamos la crisis sanitaria será el momento de abordar el apoyo al crecimiento, y necesitaremos, sacrificios y esfuerzos suplementarios. Pero eso será otra historia.