Sábado 27-02-2016. Etapa 1
Comenzamos el camino. Las condiciones atmosféricas no nos lo prometían muy bueno, nos predicen: frio, lluvia, nieve, pero no nos arredamos y nos subimos al autobús pertrechados para un día especial.
Llegando a Abadín empezamos a ver las primeras nieves y el cielo con color “panza de burro”.
Hicimos la parada técnica en Abadín, punto de inicio del camino que vamos a recorrer y ya allí empezaron a caer los primeros copos de nieve que nos anunciaba el recibimiento que nos hacia la naturaleza. Nos acompañó la nevada gran parte del camino. Como críos ya empezamos a sacar fotos y poco nos faltó para hacer un muñeco de nieve, pero había que caminar.
Salimos de Abadín bien equipados y preparados para los que nos esperaba, chubasqueros, capas, botas, paraguas, bastones y cámaras prestas a captar todo lo que veíamos. No estamos acostumbrados al espectáculo de la nieve.
“Sinuosa, casi llana. Entre pastos y bosques, por caminos solitarios solo quebrantados por las breves irrupciones en la N-634, la etapa entre la puerta y la capital de A Terra Chá alterna pistas y sendas terrosas de cómodo paso para el peregrino.
Como trazando una sutil costura sobre la carretera nacional, el Camino viene y va, sin perderla de vista, aunque manteniendo la suficiente distancia como para devolver el gusto por caminar a través de antiguas veredas y algún que otro lugar cautivante, como la Ponte Vella de Martiñán”. (Autor: Cristobal Ramírez, nuestro profesor de periodismo de la Senior).
El camino es realmente bonito y fácil, caminos de tierra y pistas, frondosos y arbolados (loureiros y carballos) sólo nos encontramos un pequeño problema al cruzar una pasarela de madera que salva el río Abadín, en Ponterroxal, la nieve sobre la pasarela se había convertido en hielo y el paso se convirtió en una lanzadera resbaladiza. Por suerte no pasó nada grave.
Al final de la etapa, salió el sol y entonces el paisaje todavía se volvió más hermoso, la nieve se veía más blanca y el azul cubrió el cielo.
Nos recogió el Autobús en O Barral y nos fuimos a Mondoñedo a comer. En “Os Arcos” recuperamos fuerzas con una sopa de cocido calentita y un churrasco que estaba para chuparse los dedos.
La visita cultural preparada para la tarde, y que por eso desandamos en la carretera, pero no podíamos estar cerca de Mondoñedo y no visitar la catedral.
Nos recibió Simoneta la guía que nos iba a enseñar la catedral: recibe el nombre de la “Catedral arrodillada” por sus perfectas proporciones y escasa altura. Se comenzó a construir en el siglo XI, pero se concluyó durante los siglos XIII y XIV. Fue construido sobre bases románicas, con ampliaciones barrocas; pero por otro lado el crucero, la sacristía, el rosetón de la fachada occidental y las pinturas de la nave central son de estilo Gótico.
A mediado del siglo IX, un conjunto de monjes se asentó junto al Cantábrico. Alfonso III de Asturias dio su beneplácito al asentamiento y se creó así la nueva diócesis el Monasterio de San Martin de Mondoñedo como sede de la misma.
Debido a su proximidad al mar y el peligro de incursiones de normandos y vikingos se trasladó la sede de la diócesis al interior, el actual Mondoñedo.
En el interior se encuentra el museo catedralicio de arte sacro, fundado en 1969 y un hermoso “trastero” en la parte alta donde se guardan distintas piezas religiosas pertenecientes a las numerosas parroquias que forman la diócesis.
Salimos de la catedral y como no, nos fuimos a comprar la tarta de Mondoñedo.
Volvimos todos muy contentos y felices por la experiencia vivida.
Hasta la próxima etapa compañeros del Camino.
Imágenes de la 1ª Etapa Camino del Norte |