Este viaje a León fue el comienzo de “nuestra vuelta a la nueva normalidad”, y era una vuelta con más fuerza que nunca. También era el momento del reencuentro de muchos de nuestros socios y de darnos un homenaje de tres días por tierras leonesas, los cuáles se nos prometían maravillosos. Cada minuto de este viaje se merecía un largo comentario, pero intentaré resumir, desde mi subjetividad (y que quede un recuerdo ayudado con alguna foto de grupo).
Salimos a las 7:30 el viernes 22 de octubre de la Casa del Agua y después de una breve parada en Vega de Valcarce llegamos a las Médulas.
En las Médulas la naturaleza siempre sorprende, el día otoñal ayudaba a comprender la mezcla de colores y, en medio de ese paraje, anduvimos cerca de tres kilómetros hasta la cueva Cuevona. Nos explicaron la técnica que usaban los romanos para la explotación del oro. Fue una pena que no pudiéramos acceder al mirador de Orellán por problemas de acceso del autobús, pero la visita a las Médulas mereció la pena. Las Médulas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Llegamos a Ponferrada a la hora de comer y, ya en el restaurante, nos presentaron a la que sería nuestra guía en todo el recorrido, Ángela, persona entregada a su profesión, incansable y gran comunicadora. ¡Gracias Ángela!, sin tu profesionalidad no habríamos entendido toda la historia que nos trasmitiste con tanto entusiasmo.
El Castillo Templario fue nuestra primera visita en Ponferrada. Se ubica a orilla del Río Sil. Su entrada con doble torreón nos traslada a la Edad Media, aunque se cree que en su origen fue un castro celta, y es el preludio a un extenso patio de armas. A la izquierda se sitúa la torre del homenaje. El Castillo que hoy conocemos es el resultado de una larga serie de ampliaciones. Cabe destacar en su museo la colección de facsímiles, una de las más importantes del mundo. Después de un paseo por la zona histórica de la ciudad nos fuimos camino de la ciudad de León.
El día había sido intenso y el alojamiento en el Hotel Conde Luna fue nuestro relax para poder comenzar la siguiente jornada con más fuerza.
Al día siguiente, la visita de las cuevas de Valporquero nos ocuparían toda la mañana. Situadas en el norte de la provincia, se nos presentaba hasta allí un recorrido espectacular por la garganta del Río Torío, en la comarca de Vegacervera, dónde la destreza al volante de nuestro chófer se hizo patente.
Las cuevas con el río subterráneo y formaciones rocosas calizas cuando se iluminaban, se nos ofrecen grandiosas. Toda una catedral bajo tierra. El río lo vimos sin agua, pero la guía nos indicó que en época de deshielo se aprecia más espectacular.
Ya por la tarde, después de alegrar nuestros paladares con una comida exquisita y muy abundante llegamos a la capital. Nuestra guía nos adentró en un recorrido por la ciudad demostrando interés por la historia y la cultura. Visitamos la Catedral de Santa María con sus impresionantes vidrieras; el Panteón y museo de San Isidoro dónde destaca el Cáliz de Doña Urraca que recientes investigaciones vinculan con el Cáliz de la Última Cena; la Casa Botín de Gaudí en la Plaza de San Marcelo; el barrio húmedo, el barrio romántico…
Llegada la noche, luego de disfrutar de unos momentos de relax compartiendo experiencias y comentarios con compañeros de grupo, al tiempo que se acompañaba de una cervecita, nos retiramos a descansar ya que éramos conscientes de que nos esperaba otro día intenso y una serie de lugares dignos de admirar.
El último día, nos tocaba la vuelta a casa, pero antes todavía teníamos que visitar el Convento de San Marcos, cuya fachada es una joya del estilo plateresco. Hoy el Convento tiene dos usos, por un lado es una iglesia y por otro Parador de Turismo.
A Astorga llegamos sobre las diez y media de la mañana y nuestra primera visita fue el Palacio Episcopal, después la Catedral y por último un breve paseo por la ciudad hasta llegar a la plaza de España y plaza de San Bartolomé.
El Palacio Episcopal y museo de los caminos, obra de Gaudí, no deja de sorprender tanto por dentro como por fuera. En perfecto estado de conservación, la luz es la protagonista principal del edificio. ¡¡¡Maravilla!!! El cocido maragato fue el colofón de estancia en esas tierras.
De vuelta a casa, en el autobús se seguía manifestando la alegría entre todos nosotros. Risas, y canciones hicieron que el recorrido se nos hiciera más corto.
Gracias a la vocalía de viajes culturales por la organización y gestión de esta escapada por tierras leonesas.
¡Viajar es terapéutico!
Fdo.: Loli Domínguez