Perfil de la Etapa
Sábado 20-05-2017
Camino Francés 10ª etapa 13,30Km
O Empalme – Lavacolla
Comenzamos la penúltima etapa con la rutina de todos los sábados, ilusionados porque hoy cuando acabemos la etapa quedaremos a las puertas de nuestro objetivo: Santiago de Compostela.
Después de la rutina de todos los sábados, paradas en los sitios de siempre, hasta que estamos todos en el autobús, las advertencias habituales… llegamos a O Empalme donde acabamos el pasado sábado y después de la parada técnica, nos pusimos en marcha a las diez de la mañana, sin prisas (algunos) pero sin pausas (otros) dejamos atrás O Empalme por un pista entre eucaliptos; están en flor ahora y perfumaban todo el camino. Por debajo de un túnel cruzamos la N-547, al otro lado nos encontramos con una fuente de piedra barroca y a pocos metros la ermita de Santa Irene, de todas las veces que pasé por aquí nunca logré encontrarla abierta.
Seguimos por a Rua y llegamos a O Pedrouzo, aquí encontramos todos los servicios necesarios para los peregrinos que nosotros llamamos normales. Seguimos el Camino con calma, tal vez tratamos de llenarnos de todo lo que nos rodea entre bosques de robles y más eucaliptos y recordamos ya con un poco de añoranza los km que dejamos a nuestras espaldas, porque queremos llegar, pero tampoco queremos que se acabe, ¡Que difícil!
Por una pista de tierra cubierta de hojarasca entramos por un bosque de eucaliptos antes de encontrarnos con la aldea de San Antón, aldea de la parroquia de Arca, Amenal y pasando el río Brandelos cruzamos la N-547, por un paso bajo y comenzamos un repecho no muy suave que nos lleva a Cimadevila, seguimos subiendo y llegamos al punto más alto donde nos encontramos con un Monolito esculpido con el bordón, la calabaza y la vieira, entramos en el municipio de Santiago.
Rodeando el aeropuerto, algún que otro avión nos sobrevoló, y después de cruzar por segunda vez la carretera con la única ayuda de un interruptor, que avisa a los automovilistas que los peregrinos cruzan la calzada. Un día de estos el Apóstol va a venir a estos lugares para ayudar a sus peregrinos. Llegamos a San Paio y despúes de una pequeña subida descendemos por Sabugueira, A Esquipa y Labacolla.
Ya casi llegamos, tras una curva cerrada nos encontramos con la iglesia de San Pelayo y el cementerio que la rodea. Ya quedan pocos metros, al salir a la carretera nos encontramos con el autobús. Nuestros compañeros ya están esperando aunque todos hemos llegado a tiempo, aprovechamos los últimos minutos para sellar las credenciales en el albergue.
El camino ha sido precioso, buen tiempo, los caminos sin problemas y muchos tramos entre árboles que nos protegían con sus sombras del calor y muchas, muchas flores silvestres de multitud de colores, pero también flores de jardín en muchas casas, ¡ah! Me olvidaba, cruzamos al lado de una plantación de cerezos, si, si, como si fuese una plantación de pinos o eucaliptos.
Ya todos reunidos y sin ningún incidente nos dirigimos en el autobús al mismo restaurante del sábado pasado “A Reta de Cobas” nos trataron demasiado bien y por eso volvimos otra vez. La comida como siempre perfecta, arroz marinero (calamares, mejillones y navajas) y ternera estofada con guarnición de patatas y verduras y de postre una mouse de limón, ¡todo riquísimo!
Por la tarde teníamos una visita pendiente que la lluvia torrencial de la semana pasada nos impidió hacer y allá nos fuimos a “Ponte Maceira”
“Pontemaceira es un acogedor núcleo situado entre los ayuntamientos de Ames y Negreira, a escasos kilómetros de Santiago, perfectamente conservado y restaurado, y es uno de los mejores puntos para acercarse a disfrutar del río Tambre.
El conjunto arquitectónico está formado por su puente medieval de base romana “a Ponte Vella”, la capilla de San Brais, el pazo de Baladrón , el paraje natural formado por el paso de las aguas del río Tambre y sus dos molinos de piedra, así como hórreos, palomares y viviendas con una cuidada intervención.
En primer lugar veremos el puente medieval llamado “A Ponte Vella” que según cuentan, sus orígenes fueron romanos. Sobre los antiguos pilares fue construido otro puente entre los siglos XIII-XIV por petición de la Mitra Compostelana. Siglos después, en el XVIII, fue nuevamente reformado. Consta de cinco arcos de sillería y otros dos de pequeño tamaño y la bóveda del arco central es ojival. El ancho de la vía tiene casi tres metros.
Es de paso obligatorio para los peregrinos que prolongan la Ruta Jacobea hasta Fisterra. Los peregrinos suelen pararse aprovechando la tranquilidad que da su entorno natural para contemplar la belleza paisajística.
Los tres molinos perfectamente rehabilitados completan este paraje de gran belleza. Antiguamente, eran utilizados por las familias en ‘parcería’, por turnos. El de la parte de Ames podía acudir cualquier persona, previo pago de una tasa al molinero. Este último ahora funciona como restaurante.
La capilla de San Brais, del siglo XVIII y en origen capilla de la virgen del Carmen, fue enriquecida en el siglo pasado con un ábside semicircular neorrománico.
Pazo de Balandrón es de los años 50. Este edificio es un digno ejemplo de la calidad alcanzada por la arquitectura civil de la zona. Es de propiedad privada.
El conjunto lo completa el hermoso pueblo que conserva todo su encanto, con unas casas perfectamente integradas en el paisaje confundiéndose entre las rocas y vegetación. Pontemaceira es un acogedor núcleo situado entre los ayuntamientos de Ames y Negreira, a escasos kilómetros de Santiago, perfectamente conservado y restaurado, y es uno de los mejores puntos para acercarse a disfrutar del río Tambre.
El conjunto arquitectónico está formado por su puente medieval de base romana “a Ponte Vella”, la capilla de San Brais, el pazo de Baladrón , el paraje natural formado por el paso de las aguas del río Tambre y sus dos molinos de piedra, así como hórreos, palomares y viviendas con una cuidada intervención.
En primer lugar veremos el puente medieval llamado “A Ponte Vella” que según cuentan, sus orígenes fueron romanos. Sobre los antiguos pilares fue construido otro puente entre los siglos XIII-XIV por petición de la Mitra Compostelana. Siglos después, en el XVIII, fue nuevamente reformado. Consta de cinco arcos de sillería y otros dos de pequeño tamaño y la bóveda del arco central es ojival. El ancho de la vía tiene casi tres metros.
Es de paso obligatorio para los peregrinos que prolongan la Ruta Jacobea hasta Fisterra. Los peregrinos suelen pararse aprovechando la tranquilidad que da su entorno natural para contemplar la belleza paisajística.
Los tres molinos perfectamente rehabilitados completan este paraje de gran belleza. Antiguamente, eran utilizados por las familias en “parcería”, por turnos. El de la parte de Ames podía acudir cualquier persona, previo pago de una tasa al molinero. Este último ahora funciona como restaurante.
La capilla de San Brais, del siglo XVIII y en origen capilla de la virgen del Carmen, fue enriquecida en el siglo pasado con un ábside semicircular neorrománico.
Pazo de Balandrón es de los años 50. Este edificio es un digno ejemplo de la calidad alcanzada por la arquitectura civil de la zona. Es de propiedad privada.
El conjunto lo completa el hermoso pueblo que conserva todo su encanto, con unas casas perfectamente integradas en el paisaje confundiéndose entre las rocas y vegetación”.
Creo poder decir que a todos nos gustó haber ido y disfrutamos como cosacos, sacando fotos y más fotos, queriendo traer un poquito de tan maravilloso lugar para casa, las memorias y las baterías se agotaron.
Compañeros ¡nos queda poco! “Buen Camino”
Por B. Franco
(Vocalía del Camino)