20-01-18
La noche del viernes al sábado, durante el desvelo que siempre tengo por el nerviosismo (tal vez) de lo que va a suceder al día siguiente, pensaba yo que cuando convoqué esta salida lo hice con un poco de temor y dudas: temporales en el mar, lluvia, frio… y me preguntaba ¿se podrá hacer? ¿Le harán caso a esta “pirada” y se apuntarán? La respuesta ya la vi, os apuntasteis a la aventura 35, aunque hubo dos bajas a última hora que no fue posible cubrir a pesar de intentarlo.
A las 8,30 en punto, casi de noche, salimos del CUR/Casa del Agua, preparados para una ruta bajo aguaceros, pero sin importarnos mucho íbamos preparados para todo y con equipos para cambiarnos si hacía falta.
Después de la parada técnica en Cobas y al lado del cartel que indicaba la dirección de Cabo Prior nos pusimos a caminar en suave ascenso.
Nos dirigimos por pistas y caminos de tierra hacia lo alto, el mar nos acompañaba unas veces a la derecha, otras a la izquierda y por momentos a ambos lados, un paisaje precioso sin apenas árboles con excepción de algunos pinos atlánticos que se protegen de la fuerza del mar y de los vientos formando como un paraguas con sus copas que inclinan hacia el mar.
Por el camino pudimos contemplar las ruinas de antiguas instalaciones militares y de estas os voy a hablar:
En la segunda década del siglo pasado y ante la situación de crisis, guerras, luchas políticas el General Primo de Rivera que continuaba la tradición marítima de la ciudad departamental como base de la flota naval del norte de España y por temor a un ataque por mar a nuestro país, decidió construir un importante complejo artillero destinado a la defensa de la base naval y de los Astilleros militares y se construyeron las baterías del monte de San Pedro (A Coruña), Campelo Alto (Baldovino) y las de Prior Sur y Laboteiras (Doñinos)
Estas baterías estaban prácticamente construidas bajo tierra y comunicadas entre sí por túneles y solamente se veían los cañones y poco más. Se utilizaban para la defensa aérea y costera. Siempre iban en parejas y acompañados por otros más pequeños los de Prior Sur
Las baterías fueron trasladadas en el año 1933 a otras ciudades españolas y cerca de 1940 fueron devueltas a sus respectivos asentamientos. Fue un traslado faraónico por el tamaño de todas las piezas.
Estas instalaciones estuvieron en funcionamiento hasta 1997 que fueron desartilladas, quedando solo las edificaciones.
Hoy en día ofrecen un penoso espectáculo de lo que no debe ser y por algún lado leí que se quiere hacer un parque de observación natural.
Cerca de las dos baterías menores, está el Faro de Cabo Prior fue la primera construcción del siglo 19 después de la 1ª guerra mundial está construida en la parte más alta del cabo, desde aquí en un día claro, se puede ver hasta Malpica y las Sisargas y por la noche los reflejos de las islas.
Muy contentos todos y nada cansados nos dirigimos al restaurante donde fuimos a comer en el Hotel Narón. Nos gustó mucho el sitio y la comida y la atención muy buena; el menú fue: de primero callos a la gallega y paella, 2º codillo asado con guarnición de patatitas y pimientos, postre flan casero y por supuesto agua, vino y café. Recomendamos el restaurante.
Después de comer teníamos más cosas que ver y aunque por Ferrol hay muchos sitios para conocer la opción escogida fue una visita al Castillo de San Felipe y allí nos dirigimos por carreteras estrechas y llenas de curvas hasta llegar al pueblo de su mismo nombre. Queríamos llegar pronto porque nos habían dicho que estaba abierto hasta la puesta de sol. La duda era la hora, porque el sol no había salido durante todo el día.
No había guía para la visita a la fortaleza, pero nos dieron al llegar un tríptico para que nos aclarásemos para la visita y allá nos fuimos en libertad queriendo empaparnos de todo lo que veíamos, bajamos hasta el nivel del mar y subimos hasta las terrazas del Castillo
Pasamos por sus patios, pasadizos, celdas, cuadras de caballos o mulas, muchas estancias que no sabemos para que se utilizaban, sus almenas donde en su día debía de haber cañones, en el suelo quedan sus marcas de rodamiento. Cañones que defendían la fortaleza a ras de costa de los barcos pequeños o los más altos para alcanzar a más distancia.
¡Cuantos años tienen esos muros y cuantas vivencias habrá habido allí¡
Un poco de historia:
Wiquipedia“Los orígenes de la fortificación de San Felipe se remontan al siglo XVI, en plena lucha por la hegemonía marítima de los países europeos. Ferrol, como punto estratégico para el reaprovisionamiento de los buques de la Armada Real, necesitaba un sistema defensivo eficaz frente a las pretensiones de los almirantes ingleses y franceses. Así en el año 1557 se comienza la construcción de éste baluarte y de otros dos, el de La Palma y el de San Martín. En 1588, debido a un temporal, parte de las naves que formaban la Gran Armada de Felipe II buscó refugio en la bahía de Ferrol. En 1594 la armada inglesa intentó apoderarse de Ferrol fracasando en el intento, al igual que en 1639 durante el ataque francés al mando del almirante Henri D’Escobleau cuando los tres fuertes demostraron su eficacia.
El 25 de agosto de 1800 tiene lugar un intento de apoderarse de Ferrol y destruir los astilleros por parte de una armada inglesa durante la batalla de Brión con más de cien barcos y 15.000 hombres, mandados por el contralmirante Warren.
Durante aquellos combates se envió una fuerza de 4000 soldados, que lanzaron tres oleadas contra el fuerte, siendo sucesivamente vencidas gracias al apoyo dado desde del fuerte de La Palma y de las cañoneras situadas en la ría lo que obligó a las tropas británicas a reembarcar. Tras la derrota inglesa, Napoleón lo celebró con la frase: «por los valientes ferrolanos». Este ataque demostró que lo eficaz, más que el castillo propiamente dicho, había sido el diseño de unas fortificaciones, que además de bloquear completamente el paso de las armadas enemigas, permitían una defensa en la que se apoyaban entre si…
” (es.wikipedia.org/wiki/Castillo_de_San_Felipe_(Ferrol))
Enfrente y al otro lado de la ría se ve el Castillo de la Palma donde sufrió condena por el golpe de Estado el General Tejero, último preso de esa fortaleza.
Podemos recordar que el Castillo de la Palma se usó de prisión para los oficiales, mientras que el Castillo de San Felipe se utilizó de prisión para la tropa. Un triste recuerdo también para los fusilados durante la Guerra Civil en el foso.
Acabamos el día y nos juntamos todos en la entrada del castillo para hacernos la foto de grupo.
Gracias a Rubén y Miguel (Sikae Viajes) nuestros organizadores y guías, salió todo fenomenal.
Gracias a todos vosotros compañeros por creer en nosotros y secundarnos en un día que prometía aguas mil y nos obsequió con una temperatura muy apropiada para caminar y retuvo las nubes para que nos dejase ver y disfrutar las maravillas del lugar.
Hasta la próxima a todos.
Blanca Franco (vocal de senderismo)