15 de marzo de 2019. Hoy realizamos un viaje cultural a Pontevedra.
Madrugamos un poco porque de lo que se trataba era de aprovechar lo máximo posible el día; así que salimos a las 8 de la mañana del CUR, todos sabíamos nuestros asientos, así que sin problema rápidamente nos fuimos a nuestro sitio y parada tras parada fueron subiendo todos nuestros compañeros hasta la última parada en el Área de servicio del Burgo, desde donde continuamos viaje hasta Santiago donde subió el guía que nos iba a acompañar durante toda la jornada (Juan Segade). Nos informó, ampliando la información que un poco antes nos habían adelantado los responsables de la vocalía de Viajes Culturales, que al llegar a Pontevedra visitaríamos:
- Visita guiada en el Museo de Pontevedra
- Visita guiada a Pontevedra por los lugares más representativos
- Unos minutos de tiempo libre
- Comida en el restaurante “O Remo” en Poio
- Visita guiada al Monasterio de la Armenteira
- Visita guiada al museo etnográfico del vino en Cambados.
El autobús nos dejó a poca distancia del Museo, el casco antiguo de Pontevedra es desde hace unos años peatonal y se agradece. En pocos minutos estábamos en el hall del Sexto Edificio.
El Museo de Pontevedra está distribuido en seis edificios: las Ruinas de Santo Domingo y los edificios García Flórez, Fernández López, Sarmiento, Castro Monteagudo y el Sexto Edificio que es que vamos a visitar.
Este edificio está unido por una pasarela acristalada al Edificio Sarmiento.
Nos esperaban las guías que nos iban a acompañar durante la visita. Eramos muchos y nos dividieron en grupos, empezando cada uno por una sala diferente para no molestarnos unos a otros.
- La primera sala que visitamos está dedicada a” La Generación Doliente” es el nombre con el que se conoce a un grupo de prometedores pintores de Galicia (España) del siglo XIX, fallecidos todos ellos alrededor de 1900 cuando rondaban los 30 años y se encontraban en el comienzo de su madurez artística. El nombre de Generación Doliente fue acuñado por M. F. Barreiro y Felipe Bello Piñeiro. Al ver sus obras y ver su calidad y su arte nos preguntamos ¿a donde llegarían esos artistas si hubiesen vivido unos años más?
- La segunda sala que vimos estaba dedicada a Arqueología “Del Gótico al Renacimiento en Galicia, S. XIV- XVI” nos muestra el meridiano predominio de la escultura, con señeras obras, autóctonas y foráneas, de los siglos XIV al XVI, al igual que algunos ejemplos de pintura sobre tabla ejecutados en Galicia.
- La tercera sala nos conduce del estilo “Barroco” al “Neoclasicismo”. Además de pintura y escultura, contemplamos paradigmas del mobiliario de la época. Ahora son 3 salas las que nos convidan a recorrer el arte del siglo XIX a través de tendencias y temas, caso del paisaje y del retrato, así como las escenas y tipos costumbristas o bien el realismo social.
Conviene resaltar que en otras 2 salas se nos concede –respecto de las manifestaciones artísticas de Galicia– el obsequio de una antología de unas 80 obras de pintura y escultura españolas del siglo XIX, desde la época de Goya hasta el período finisecular: una mayoría de ellas fueron propiedad de la ‘colección’ de José Fernández López, uno de los primerísimos ‘mecenas’ del Museo de Pontevedra.
El tiempo pasó muy rápido mientras escuchábamos a la guía, que nos citaba a cada artista con datos de su vida y costumbres de la época y se dio por finalizada la visita al museo.
Tenemos y debemos volver con más tiempo para poder seguir admirando todas las obras que no tuvimos tiempo de mirar.
Reunidos todos a la entrada del edificio, Juan Segade (nuestro guía) nos explicó el itinerario que íbamos a seguir y tras él que se paraba cada poco para explicarnos, la historia del lugar, del personaje, de las tradiciones recorrimos poco a poco. La belleza de sus calles y plazas seducen a todo aquel que las visita, entre casas populares y de abolengo que revelan el pasado de la ciudad, con importantes muestras arquitectónicas que conservan el encanto de tiempos pasados. Durante todo el paseo quedará patente el pasado hidalgo de Pontevedra, al caminar al paso de los numerosos blasones que ocupan las fachadas de todo el casco histórico.
La plaza de la Leña, donde antaño se vendía la leña para calentar las cocinas, recoge los tres pazos que actualmente albergan el Museo Provincial, reconocido como uno de los museos más representativos de la historia, la arqueología y el arte gallego. A un paso, la plaza de Verdura -donde hasta hace pocos años se podían mercar los productos del campo- se convierte en uno de los centros neurálgicos de la villa, punto de encuentro para tomar un refrigerio antes de continuar nuestro paseo hasta la plaza del Teucro, nombre del arquero griego a lo que se le atribuye la fundación de Pontevedra
Siguiendo nuestro recorrido, en la parte más alta del casco histórico, encontramos la espectacular plaza de la Ferraría, donde antiguamente los artesanos trabajaban la forja. Hoy es lugar de encuentro de muchos de los espectáculos que se organizan en la ciudad, y acoge, entre otros edificios, el Convento de San Francisco, con sus hermosos jardines.
Además de por la representatividad y excelente estado de conservación de su arquitectura civil, el casco histórico de Pontevedra destaca por su no menos importante arquitectura religiosa. Así, las ruinas del antiguo Convento de San Domingos, a pesar de la que hoy sólo conservan parte de su esqueleto externo y la cabecera del antiguo templo, son consideradas el mejor exponente del gótico gallego.
Cerca de las ruinas de San Domingos se encuentra la Basílica de Santa María a Mayor, declarada Monumento Nacional, de la que cabe subrayar la portada plateresca de excelente talla mandada construir polo antiguo Gremio de Mareantes en el siglo XV, donde aparece representado el Cristo del Bueno Viaje, a lo que los pescadores se encomendaban antes de partir al mar.
Además cabe señalar varias iglesias conventuales representativas, como la de San Francisco, la de la Peregrina, con planta en forma de concha de vieira (venera)como símbolo del amor Recordemos el cuadro del nacimiento de Venus en una concha de viera y Venus es la diosa del amor y no de los Caminos Jacobeos aunque los peregrinos la lleven como estandarte por la ilusión de llegar al sepulcro del Apostol y eso también es amor. Algo más lejos, más abajo de la plaza de la Leña, la de San Bartolomé y Santa Clara.
Tomamos unos minutos de tiempo libre antes de dirigirnos a donde nos esperaba el autobús. En nuestras cabezas aún resonaba la voz del guía y toda la historia que nos contó de la ciudad. Ahora vemos la ciudad de otra forma, con su pasado presente reviviendo otra época y otras gentes.
Desde Pontevedra nos acercamos a Poio al restaurante “O Remo” donde teníamos reserva para comer y vaya si comimos, aquello pareció las fiestas de antaño en los pueblos durante las fiestas del patrón/a. Creíamos que no se acababan los platos, pulpo a la gallega, gambas a la plancha, chipirones fritos, churrasco con patatas, helado, café, infusiones y como no, no podían faltar los chupitos y todo, todo ¡riquísimo! No fuimos capaces de terminar la comida y el trato de los camareros fantástico también.
Salimos del restaurante pasadas las cuatro y media, un poco tarde, pero nos dirigimos al Monasterio de la Armenteira.
La Armenteira se encuentra en una de las laderas repletas de pinos del monte Castrove, en el Concello de Meis, Pontevedra.
“El templo es un gran edificio de tres naves y cabecera tripartita, con cúpula en el crucero (cosa poco frecuente en las iglesias gallegas) y gran fachada monumental.
En el templo se aprecia, tanto en la planta como en las bóvedas, un mayor apego a las formas románicas que otros monasterios cistercienses más tardíos.
Lo que también denota este templo es que a su magnífica calidad arquitectónica, sus constructores le sumaron deliberadamente una total desnudez ornamental. En esta iglesia no hay concesiones para las «redondeces» románicas. Todo son aristas vivas, prescindiendo de las columnas de los pilares de los interiores y de la cabecera y reemplazándolas por pilastras prismáticas. En ese mismo sentido, no existe ningún relieve figurado, pues sólo se tallaron capiteles -vegetales- en la puerta.
. El claustro actual es un conjunto construido entre 1575 y 1778 y se encuentra adosado a la iglesia a su costado meridional.
Otras partes interesantes son la escalera monumental en el lado oeste del claustro y la cocina del siglo XVIII. Pero estas ya no las pudimos ver.
Historia de los inicios del Monasterio de Santa María de Armenteira
El primer cenobio debió ser fundado por el célebre abad San Ero en el año 1150. Este personaje es protagonista de una famosa leyenda en Galicia, según la cual estuvo escuchando embelesado cantar a un pajarillo durante trescientos años tras rogarle a la Virgen que le mostrase cómo era el Paraíso. Esta historia se recoge en las Cantigas de Alfonso X el Sabio” arteguias.com.
Toda esta información y mucha más nos la dio Juan, pero era mucha para recordar todo.
Otra vez al autobús, esta vez nos dirigimos a Cambados, capital del Salnés y como no del vino Albariño y hablo del vino porque nos dirigimos al Museo Etnográfico del Vino
“El Museo Etnográfico y del Vino es el primero de Galicia y uno de los primeros de España de estas características. Está situado en uno de los puntos con más historia de Cambados, al lado de las ruinas de Santa Mariña Dozo, restos de un templo del s. XV declarado Monumento de Interés Turístico Nacional.
El museo está formado por dos edificios: una antigua casa rectoral y un edificio de nueva construcción unidos por una pasarela de cristal.
El vino albariño es esencial en el ayuntamiento de Cambados, y así nos lo van mostrando las distintas salas del museo.
El discurso expositivo muestra un recorrido por la historia, el arte, la cultura popular, así como todos los aspectos vitivinícolas de la denominación de origen Rías Baixas.
En el jardín podemos encontrar el conjunto escultórico “Loureiro”, de Manolo Paz, formado por unas enormes copas de vino de granito, junto con un Lagar”
Este Museo no nos muestra una simple colección de objetos, si no que nos lleva paso a paso por todo el proceso, cultivo de las vides, cuidados, vendimias y procesos a seguir hasta lograr el vino que llega a nuestras mesas.
La guía del museo nos relató con cariño y reconocimiento a sus mayores que con trabajo y sacrificio supieron avanzar con el tiempo y dejan una industria prospera a sus descendientes transmitiéndoles todos sus conocimientos y el amor al trabajo. Al tiempo que nos pidió que lo que nosotros sabemos por nuestra edad, no dejemos de transmitirlo a los que nos rodean.
Ya atardecía, pero nos quedaba la guinda del pastel y la teníamos a la vuelta del Museo del Vino: Las ruinas de la Iglesia de Santa Mariña Dozo, en Cambados, son los restos que quedan de una iglesia gótica construida en el siglo XV por doña María de Ulloa, señora de Cambados y madre de Alonso III de Fonseca, sobre una edificación románica del siglo XII.
Estas ruinas forman parte del cementerio de Cambados y a la entrada ya están pegadas todas las sepulturas de tal forma que casi no encuentras un sitio donde puedas pisar. Pero es un sitio mágico, las tumbas cuidadas con esmero rebosantes de flores todo el año, los arcos y columnas de la iglesia donde podemos observar cantidad de tallas y de frente el sol poniéndose en la ría.
Es necesario volver al coche y así lo hacemos, emprendiendo el regreso a Coruña, pero aun aprovechamos el tiempo y hasta Santiago hubo una lucha de “cantantes” que no se callaron en todo el rato encabezados por Juan. Lo pasamos muy bien y nos reímos un montón. Gracias Juan por tu saber hacer y gracias Vocalia de Viajes Culturales por haberlo organizado.
B. Franco (socia de Adayeus)